miércoles, 4 de febrero de 2009

Terremoto en Lima en 1746




Era el 28 de Octubre de 1746, y desde días antes se oían ruidos comparables al bramido del toro a las descargas de artillería. A las diez y media de la noche, tras un rumor leve e instantáneo, sintióse Lima, un movimiento violento, que viniendo principalmente del Noreste duró de tres a cuatro minutos. Todo fue al mismo tiempo: el estruendo subterráneo, el terremoto y la ruina.
La conmovida tierra despedía de sí los edificios. Sólo unas venticinco quedaron firmes entre 12204 casas con puerta a la calle, dos palacios, la Universidad, la Moneda, el Cabildo, dieciseis colegios, treita y seis conventos, el santuario de Santa Rosa, dos casas de ejercicios, las cárceles, numerosos establecimientos de misericordia y unas setenta iglesias. El clamor de la ciudad se elevaba por entre las nubes de polvo. El llanto alternaba con la repetición de los temblores. La aterrada muchedumbre se esparció en las plazas, huertos y campo. Yacían entre los escombros millares de personas, que heridas o mutiladas, eshalaban varios gritos de socorro: no se sabía el número de muertos habiendo doce entre las carmelitas reformadas de Santa Teresa, que no pasaban de ventiuna, y siendo pocas en otros grandes monasterios.
El Callao quedó sepultado entre las olas con sus edificios y más de 5000 habitantes, salvándose de estos unos 100 y quedando en pié algunos retazos de muralla. El mar, que salió a poco del terremoto, levantaba muy alto los cañones de bronce, no colocados aún en las fortificaciones, y lanzó los buques hasta media legua de la playa, sepultados los demas en sus ondas.
Los habitantes de Lima estaban como fuera de sí. Muchos enfermaron de privaciones. Vino el hambre, y luego los catarros, tabardillos y dolores de costados. Muriendo más gente de enfermedad, que entre las ruinas de la ciudad: el número de víctimas en ella y el Callao pasó de 16000.

Extraído del Historia General De Los peruanos